Vuelta a Nelson, pero como si fuese Madrid...

Del 22 al 26, de Mayo.

La experiencia de las focas bebé fue tan impresionante que merece la pena volver a repetir así que salimos en caravana; Carlos y Chiki en su coche, Miguel y Carlos en el Mitsubishi “Yakuza” y Celine en su cafetera con ruedas.

El mar de la Costa Este furioso muerde la roca mientras el viento zarandea la copa de los árboles. Hacemos una paradita en The Store y nos deleitamos con la mejor tarde de zanahoria de toda la Isla Sur. (Os aseguro que tenemos un master en degustación de tartas.)

Seis horas para trescientos kilómetros y llegamos a Nelson exhaustos. Al día siguiente paseito por la playa, peli (A film with me in it, altamente recomendable) y concierto suspendido por el temporal, una pena.

A todo esto Celine parte la llave de su furgoneta y no encuentra las llaves de repuesto y como resulta que la muy “espabiladita” no tiene seguro, no puede llamar para que le abran la puerta, así que solo quedan dos formas de abrir la puerta: Pedrada en el cristal o reventar la cerradura.

Celine se bloquea y decide que lo mejor que puede hacer es salir corriendo pegando gritos en gabacho.

La imagen es la siguiente:

Noche cerrada en un barrio residencial. Un tío de metro noventa con una linterna y una navaja intenta abrir la puerta de una furgoneta destartalada mientras a lo lejos se escuchan los gritos desesperados de una chica que no sabe pronunciar la “R”.

Es curioso, pero ahora comprendo porque a McGyver le bastaba con una navaja suiza.

Arrancar el motor con la lima fue casi más fácil que abrir la cerradura de la puerta, debe ir en los genes...

Por la mañana bronca con los del hostal por culpa de la energúmena de la recepción así que empezamos el día calentitos. Eso sí, liberamos tensiones y les hemos puesto acaldo en su página web, no te digo...


¡Dormimos en Takaka en el Kiwi Ana! Terrible, pero es que no había otro sitio donde caer muertos. La bestia nos reconoció y con mirada de arrepentimiento nos acogió en cueva...(para el que no sepa de que estoy hablando que le eche un vistazo a la entrada de Takaka ). Nunca digas nunca jamás...

Paseamos por la playa de fósiles y fuimos a visitar a las focas. Estuvimos jugando con una foquita que no medía más de 50 cm tirándola palitos y haciéndola cosquillas mientras nos mordía la manga de la camiseta igual que un perrillo.

Dormimos en Motueka y nos llevamos nueve kilos de kiwis amarrillos de regalo. Nos despedimos de Carlos y Chiki y pusimos rumbo a Christchurch vía Lewis Pass esuchando el último disco de Fat Freddys Drop echándole un vistazo a una guía árboles que tomamos “presatada” del Kiwi Ana...

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