Matau era un gigante temido en toda la Isla Sur, arrasaba poblados, robaba, violaba y mataba sin piedad. Una noche tras secuestrar a la hija de un jefe volvió a sus montañas orgulloso de su captura. Embriagado por la victoria callo en los brazos de un profundo sueño y confiado abrazó la profundidad de la noche. Pero la victoria de los confiados convierte el descanso en descuido.
El jefe, en venganza por la captura de su amada hija persiguió al gigante hasta su guarida y le prendió fue mientras dormía. El calor hizo que se derritiesen las montañas de hielo anegando los valles con un agua pura y cristalina, trasformando la tierra en la cárcel de cristal para Matau.
Pero el corazón del gigante es indestructible y si prestas un poco de atención aún puedes notar como el latido de Matau hace vibrar las aguas del lago Wakatipu...
Hace 15000 años durante la última edad de hielo un glaciar de dimensiones salomónicas se abrió paso entre las montañas del nor-oeste tallando en sus faldas un cañón de 84km de longitud, 5km de ancho y 399m de profundidad. Debido a las altas presiones el lago sufre un proceso de ascenso y descenso de sus aguas de 15cm cada cinco minutos. El norte del lago (la cabeza de Matau) es unas de las seis zonas de con mayor concentración de Ponunamu (Greenstone o Jade) de todo Nueva Zelanda.
... ... ...
Amanece en Wakatipu.
En lo que sería la rodilla de Matau dos españoles se desperezan y se preparan para un viaje relámpago. Volmemos a Christchurch.
Queenstown atrapa y una vez dada por terminada la temporada de nieve la carretera se coge con más ganas que nunca. Unos 480km y seis horas y media más tarde llegamos a nuestro destino. Por más que lo pienso creo que es imposible llegar a cansarse de estas carreteras interminables...
Una vez más Tracy y Laura nos reciben con los brazos abiertos y una amplia sonrisa en los labios. Nos hacen sentir como en casa y eso no se compra con dinero.
Nos pasamos la noche contando historias junto al fuego y exhaustos nos vamos a dormir. La nueva casa está a escasos metros del mar y con un poco de suerte y si el viento sopla del Este, puedes irte a dormir escuchando el plácido balanceo de las olas meciendo la noche. No tiene precio
Al día siguiente nos recorremos todas las tiendas de empeño y segunda mano de la ciudad con el fin de deshacernos de todo nuestro equipo de nieve. Conseguimos vender todo menos los esquís y la tabla de snowboard por ser temporada baja pero no fue mal del todo, que se le va a hacer. Ya se nos ocurrirá algo, seguro...
Atrás queda el equipo de nieve y bienvenido sea el equipo de montaña, ¡Qué ganas!
El temporal azota Christchurch y parece que va a peor así que hay que poner pies en polvorosa ipso facto...
Despertamos a la mañana siguiente y con las ansias de una nuevo viaje nos despedimos del viento y la lluvia y ponemos nuevamente rumbo a las Fiorlands, por delante kilómetros de carretera y luego vuelta a la montaña. Las ganas nos pueden y no vemos el momento de volver a la tranquilidad que brindan los bosques de ésta bella isla del Pacífico...
Fotos: Gigante Matau, Frutas Espaciales 1-2, Con Cara de Moa, Viñedos, Silver Fern, Frutas Espaciales 3-4, Motorista Perdido, Calle Cortada, Turquesa.