En nuestro camino se cruzan Robins, Fantails y un Ruru (Búho Negro en busca de presas fáciles, muy difícil de ver a plena luz del porque son bastante esquivos).
Legamos al segundo Hut. En el interior nos esperan Bryan Y Hans. Nos pasamos la tarde conversando.
Hans es un hombre de setenta y cinco, fontanero retirado y austriaco. Llego a mediados de los sesenta a la isla, después de recorrerse más 15.000km por Australia en una BMW S6 por caminos de tierra y durmiendo al raso. El Heaphy es el último de los caminos que le queda para completar su palmarés y encima nos dice que es un caminito para viejecillas y que por eso lo quería evitar hasta el último momento, no te digo….
Bryan, sesenta y pocos, hombre de negocios retirado que en su juventud trabajaba en un matadero de ovejas cortando orejas y metiendo la lana en unas cubetas gigantes de agua hirviendo mientras se dedicaba a pegar sustos a sus colegas poniéndose las desnaturalizadas calaveras de las ovejas en la cabeza. Todo un detallista a la hora de contar historias….
Al día siguiente dejamos atrás la cima del bosque para adentrarnos en un nuevo valle, ya no hay quien nos pare. Como vamos en sentido contrario a todo el mundo la gente empieza a hablar de nosotros, nos llaman los “Speedy Spaniards”.
Niebla, lluvia y bosque inundados por la niebla y ríos desbordados, Llegamos en un santiamén. En el camino nos cruzamos con la Kiwi Crew , un grupo de científicos locos envueltos en trajes reflectantes, incluidos dos perros entrenados para detectar kiwis con sus correspondientes uniformes. Su misión; medir la población de la zona cada lustro.
No hay luna, la noche es cerradísima fuera del hut no puedes verte ni las y manos así que nos vamos a dormir.
No para de llover y en pleno duermevela nos despertamos de sopetón, unas luces blancas nos rodean,(lo mas parecido a un capitulo de Expediente X). Se escuchan gritos en mitad de la noche.
Un minuto más tarde entra un barbudo pelirrojo en traje rojo gritando. Queréis ver un kiwi?
Saltamos de la cama y salimos fuera. Clase magistral de quince minutos sobre los kiwis, no hay palabras. Resultado: unas plumas de kiwi de regalo. (los pobres pierden plumas cuando se estresan… )
Al día siguiente deshacemos el camino andado y volvemos hacia atrás porque si acabamos el camino nos espera un viaje de siete horas en bus subiendo y bajando carreteras. Preferimos ir a pie. En el Heaphy ya nos conoce todo el mundo y les corroe la envidia por el asunto del kiwi.
Al final del trayecto conocemos a Ben un americano de de Virginia monitor de canoas y monotonico en su discurso.
Volvemos al Rongo, nos morimos por una ducha y un buen filete!!!!!!
Fotos: Búho, Carlos y el mundo, Uno de tantos lagos, Rimu.

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