Destino: Nelson

26-29 de Abril

Aunque el camino a Nelson desde Hanmer Springs no es muy largo, unos 330 kilómetros, el tiempo que se tarda en recorrerlos se multiplica en cada curva de la carretera. Se nos hizo de noche y tuvimos que parar en Kaikoura a dormir. Volvimos al Adelphi Backpackers, aquel antiguo hotel que tanto nos recordaba al horfanato de aquella película.

Ésta vez conocimos a una española bien pija la cual nos volveríamos a encontrar unos días después en Marahau cuando dábamos un paseo por la playa, a las puertas del Abel Tasman National Park. Todo le parecía estupendo, maravilloso y fantástico... quería ver todo lo "importante" de Nueva Zelanda y nunca lo verá. Antes tendría que graduarse la vista y echarle un poco de valor... Ultimamente somos poco tolerantes con la gente que se sienta en el sofá esperando a que le traigan kiwis... O los que dicen que es más bonito su pueblo, que en Nueva Zelanda no hay nada. Será que ellos no se han molestado en hacer cosas en Nueva Zelanda.

El día siguiente hicimos dos paradas más antes de llegar a Nelson. Paramos en Blenheim, un pueblo muy, muy bonito rodeado de viñedos y vastas praderas. La carretera que nos llevó hasta allí es de una belleza inimaginable. Ibamos bordeando la costa agarrándonos el pecho a cada curva, temiendo que nos fuera a saltar el corazón en cualquier momento.

Tras una breve parada en Blenheim nos dirijimos a Picton. Es el puerto que conecta la Isla Norte con la Sur. Allí cogeremos el Ferry que nos llevará algún día a Wellington. Se encuentra en el extremo de un fiordo, el Queen Charlote Sound, encajado entre unas escarpadas laderas. Es uno de esos pueblos que no pueden crecer mucho por su complicada orografía.

Llegamos a Nelson cuando la marea estaba baja así que aprovechamos para caminar un rato por la bahía... el mar se retira muchos kilómetros y deja de verse en la distancia... quedan todos los moluscos al descubierto y las hambrientas aves se dan un festín hasta que el mar vuelve a aparecer lenta pero inexorablemente, acariciando suavemente las playas.

Nelson es famoso por su clima y sus playas. La gente acude de todos los rincones de Nueva Zelanda para broncearse y escapar del frío. Sin duda tiene un microclima muy peculiar, el día que llegamos hacía 26 grados a pesar de no ser un día especialmente bueno.

Nos hospedamos en Accents on the Park, una antigua casa victoriana junto a la principal iglesia de Nelson. Ésta iglesia es grande, con aires de catedral y se encuentra rodeada de unos preciosos jardines plagados de plantas exóticas, de ahí el nombre del Backpackers.

Últimamente no hacemos más que encontrarnos gente con la que ya hemos coincidido en otros momentos del viaje... La isla es grande pero no tiene muchas poblaciones ni habitantes. En el Backpackers estaba trabajando una pareja de alemanes con los que coincidimos en el Rees-Dart, pero no han sido ni los primeros ni los últimos con los que nos volveremos a cruzar.

Estuvimos buscando trabajo en Nelson casi sin descanso pero sin suerte. La temporada de recogida de la fruta está llegando a su fin y nadie quiere contratar a dos españoles sin visado de trabajo. La única forma "legal" que tenemos de trabajar es limpiando a cambio de alojamiento... sin percibir un sueldo. Está bien pero no supone una fuente de ingresos...

Durante uno de estos paseos que nos dimos en busca de trabajo descubrimos una pequeña tienda de viejos instrumentos pero estaba cerrada... al día siguiente nos acercamos a verla después de pasar todo el día en la biblioteca. No estaba abierta pero cuando llamamos a la puerta nos abrió un viejo con un denso bigote. Estaba afinando unos pianos mientras nosotros curioseabamos unos viejos pero bonitos bajos y guitarras. Le preguntamos por ello puesto que nunca habíamos visto la marca Simpson... Se trataba de unos instrumentos que se hicieron en Nueva Zelanda entre los años ´50 y ´70. Los hacía un contructor muy talentoso que vive actualmente en Fiji.

Nos contó que había un kiwi, de Nelson, que tocaba flamenco, que era muy bueno y que pasaba tres meses al año en España estudiando guitarra. Se llama Miles Jackson... nosotros le apadrinamos como "Kiwisito de Nerson " Aún no le hemos oído pero tenemos ganas y mucha curiosidad por escuchar algo de un neozelandes flamenco.

Le preguntamos por música en directo y nos recomendó que fueramos a ver un concierto de jazz esa misma noche. Iba a tocar una banda con un teclista formidable, un fuera de serie según sus palabras. Fuimos, vimos y triunfamos... el teclista era muy, muy bueno, los demás no tanto. No obstante disfrutamos de ese concierto como si fuera el primero de todas nuestras vidas.

Había poca gente y poca luz y al salir diluviaba como en pocas películas...

...como tiene que ser.

Fotos: Bahía de Nelson, Bahía de Nelson, Uma Boa Pedra, Carlos y el Horizonte, Playa de Camino a Blenheim, Miguel y el Horizonte, Miguel en Picton, ¿Te Mola Mi Carro?

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