¡¡Llegamos a Auckland!!

20 de Junio

Salimos de aquel sitio de aquel backpackers de mala muerte prontito por la mañana, después de uno de los ya habituales copiosos desayunos con los que solemos empezar el día. Hicimos una breve parada en Thames, donde aprovechamos para comprar unos tomates de huerta en el mercado de los sábados.

El día era soleado y el tráfico no demasiado pesado de camino a Auckland. Es la ciudad más grande de Nueva Zelanda y cuenta con poco más de un millón y medio de habitantes. Su extensión es inmensa, gigante, puesto que apenas hay bloques de pisos. Los únicos edificios altos se encuentran en el centro de la ciudad donde está ese edificio que tanto recuerda al pirulí... El resto de la ciudad es un laberinto de casas y jardines.

Cuando lleguamos Queen St. (la calle principal) aparcamos el coche y nos dimos una vuelta por allí. Vimos como un chino se tiraba desde "el pirulí" en caída libre, más de 190 metros... estos kiwis hacen que te tires de cualquier parte enganchado a una cuerda. Como no, también visitamos un par de tiendas de instrumentos musicales.

Habíamos hablado con Glynn, aquel personaje que conocimos en el Rongo durante nuestra primera excursión a la costa Oeste de la Isla Sur. Él es de Auckland y se ofreció a acogernos en su casa durante el tiempo que fueramos a pasar en su ciudad. Cuando se puso el sol quedamos con él en casa de un amigo suyo. Nos costó lo suyo encontrar la casa en el laberinto de chalets de la gran ciudad, sin embargo la luz roja que se veía a través de la ventana y la pequeña scooter aparcada en la puerta de la casa nos dieron la clave para saber donde podría encontrarse nuestro amigo.

Glynn nos había contado que esa noche iríamos a una fiesta... nunca hubiéramos imaginado de qué se trataba. La celebración reuniría a los vecinos a propósito del "Matariki" (el año nuevo maorí). Todos los asistentes debían llevar algo de comida y pagar 10$. Era una fiesta, si, pero un poco peculiar. Cuando llegamos al sitio nos sorprendió que el exterior estuviera lleno de velas. Nada más entrar al salón parroquial de la comunidad nos endosaron una estrella que debíamos llevar en el cuello...

"¿Dónde está el cura?" nos preguntábamos mientras mirábamos a los asistentes sentados en el suelo de una gran sala, cabizbajos y con los semblantes muy serios. No había cura por ninguna parte pero había una chica hablando... no oíamos bien lo que decía... algo de la Madre Tierra o no sé qué... "qué raro es esto", pensamos mirando al techo lleno de estrellas y soles colgantes. Nos pasaron unos lápices donde debíamos escribir algo en las estrellas...

Al cabo de un rato se pusieron a aporrear unos djembés mientras un grupo de gente bailaba con movimientos espasmódicos en círculos al ritmo de la música. El baile se detuvo y uno de los que bailaba enseñó a los asistentes un par de pasos que debian aprenderse. Volvieron a sonar los tambores y todos se pusieron a bailar frenéticamente por la sala... hasta que abrieron una puerta al exterior y salieron todos a la calle bailando... niños, padres, jóvenes y abuelos... todos bailando a la luz de las velas y las farolas de la calle.... muy raro.

Cuando el frenesí se detuvo empezó la cena (todo era comida "orgánica" y vegetariana), seguido de la proyección de un corto.

En un momento dado se nos acercó una chica, nos miró de pies a cabeza y nos dijo: "¿¿no habéis enterrado la estrellita??"... Poes no... nos miramos y pensamos... "qué raro es esto, tio"

Más tarde hubo par de conciertos. El primero era un dúo de guitarra, voz y violonchelo, el siguiente grupo de percusión africana (el lider de la banda debía ser de los pocos africanos de Nueva Zelanda) y el último un grupo de Rock bastante mediocre.

Al parecer en aquella fiesta todos los vecinos aportaban con algo... lo cual está muy bien, pero a nosotros nos pareció todo un poco extraño, nos cogió un poco por sorpresa, la verdad.

Al acabar la fiesta ayudamos a recoger y nos fuimos a casa de Glynn a dormir. Nos habría resultado imposible llegar por nuestra cuenta... Auckland es bestial de grande. La casa es grande, calentita y acogedora y está en un barrio muy tranquilo cerca de la playa...

Fotos: Vistas de Auckland cerca de la casa de Glynn.

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