Salimos de Christchurch la mañana del día 5 con dirección a Picton. El viaje fue tranquilo, Nueva Zelanda nos ofreció aquel día una de sus caras más amables. El mar en calma, el cielo claro y despejado, el tráfico fluido... un día precioso. Hicimos una parada enKaikoura para comer Blue Cod y seguir nuestro camino en dirección al Norte. Llegamos a Picton de noche, después de las 17:30 (hora a la que se pone el Sol).
A la mañana siguiente preparamos nuestros bártulos y después de desayunar nos dirigimos al puerto a coger el tan ansiado ferry, el cual nos llevaría a la Isla Norte. Metimos el coche en la bodega del barco y subimos a la cubierta a disfrutar de las vistas tan espectaculares que ofrece el trayecto. El barco sale de la isla atravesando losMalborough Sounds , unos fiordos muy diferentes a los del Sur de la isla, pero de indescriptible belleza. Pronto salimos de los fiordos para adentrarnos en mar abierto en el ventoso estrecho que separa las dos islas.Wellington nos esperaba al otro lado.
Tardamos un rato en cruzar la bahía y llegar al puerto. Mientras nos aproximábamos podíamos distinguir el perfil de los altos edificios del centro de la ciudad, capital de Nueva Zelanda.Wellington está flanqueada por el mar y las montañas por lo que la ciudad ofrece un claro contraste frente al resto de las espaciosas urbes del país. Cuando el barco atracó el el puerto nos llamaron para que bajásemos a la bodega a sacar nuestros coches. Así hicimos y en pocos minutos estábamos serpenteando entre las estrechas calles de la capital. La costa frente al centro está ocupada por el puerto y el estadio de la ciudad. El centro es puramente comercial mientras que la zona residencial se extiende por las colinas que abrazan la ciudad por el Sur, Este y Oeste.
Después de darnos una vuelta en coche por el centro de Wellington nos dispusimos a buscar alojamiento, que encontramos no muy lejos del bullicio. Después de cenar (en torno a las 7 de la noche, horario ya habitual) salimos a dar una vuelta y ver si podríamos disfrutar de un poco de música en directo. Dimos una buena vuelta por las zonas de "marcha" hasta que decidimos entrar en el único bar en que oímos música en vivo. No había mucho que ver, el grupo solo hacía versiones de temas de los 40 principales, y además llegamos justo antes de que fueran a hacer un descanso. Esperamos a que volvieran a empezar, escuchamos un par de temas y nos fuimos, cansados e insatisfechos con la ciudad que aún no había cubierto nuestras expectativas.
El día 7 salimos a dar una vuelta por la ciudad, curiosos por las sorpresas que podría albergar. Hicimos la parada habitual en elRock Shop (una cadena tiendas, muy competitiva, de instrumentos musicales) donde vimos otra Cole Clark Hollow Culprit . Ésta era la nº000174, la que está en nuestras manos es justo la siguiente la nº000175, una de las únicas 3 que hay en todo el país (la otra está enAuckland ). Acabamos en un cine independiente en pleno centro tomando un café en una soleada terraza donde la gente comenta la película por encima del tráfico de la principal calle comercial de la ciudad. Cuando salió la gente de las salas caímos en la cuenta de que se estaba proyectando un ciclo de cinegay y lesbico... había mucho intelectualoide y locas suelt@s. Nos terminamos el café, apretamos el culo y nos fuimos al coche a dar una vuelta.
Por la tarde nos fuimos a dar un periplo por los alrededores de Wellington. Llegamos al límite de una reserva marina, el mar estaba bravo y el cielo encapotado pero aquello le daba más encanto todavía, si cabe. Unas colimas más allá el cielo se despejó y dimos un paseo hasta la cima de una de ellas donde encontramos un monumento a las víctimas de la batalla deGallipolli. Hicieron un intercambio de cadáveres, y ahora hay turcos enterrados en Wellington y neozelandeses enterrados en Turkia. Aquí hace poco se celebró el día de Anzac... las guerras les apasionan...
El atardecer lo pasamos leyendo en una de esas playas en las que hay un cartel de ¡cuidado, pingüinos! El sol se ponía frente a la playa, entre las colinas que rodeanWellington. Cuando el Sol se puso, el mar se embraveció y supimos que era la hora de marcharnos y preparar la cena.
Lo primero que hicimos la mañana del día 8 fue esperar a que abriese el DOC mientras tomábamos un café, organizarnos para nuestros próximos tramps e ir a hacer la compra. No sin antes organizar la asistencia a un curso organizado por la Asociación de Autismo de Nueva Zelanda.
¡El viaje continúa! esta vez en dirección Norte por la costa Este... ¡A Masterton que vamos! Nos sorprendió la belleza de la carretera, de los paisajes por los que transcurre. Aunque diferentes, no tienen nada que envidiar a la Isla Sur. Si bien las carreteras son un poco mejores, seguimos transitando por carreteras sin arcenes, de doble sentido de circulación... como tiene que ser.

No hay comentarios:
Publicar un comentario