Salimos de Rotorua una mañana con la intención de ir a visitar a Stew. No le conocimos en aquella isla sino en el Sur, en Fiordland. Era un día lluvioso, cuatro o cinco meses atrás, después de dar un paseo nos dirigíamos a la entrada de un track en Mavora Lake...
Allí nos abordó un hombre preguntando por un ciclista. Era Stew, estaba saliendo de la montaña después de estar allí 10 días caminando. Nos ofrecimos a llevarle al pueblo más cercano (a 40km de donde le encontramos). Sabíamos que andando tardaría por lo menos 2 días en llegar por aquella carretera degravilla que daba acceso al parque, no iba a ser ni bonito, ni agradable con la que estaba cayendo. Nos lo agradeció enormemente y cuando llegamos aMossburn nos invitó a un café y a un muffin. Nos invitó a visitarle a la Isla Norte donde vive y trabaja. Tiene una empresa de aventuras llamada ADRIFT, el trabaja de guía en la montaña sobretodo en la zona de Tongariro, aunque ésta vez había llevado a unos turistas a la Isla Sur.
En fin, estábamos convencidos de que vivía en Turangi, hacia donde nos dirigíamos aquella mañana. Habíamos estado intercambiando e-mails con él desde que llegamos a la Isla Norte e insistía en que fuéramos a verle, que nos iba a llevar a andar por Tongariro, que era impresionante, etc, etc. Por el camino pasamos por Taupo y volvimos a deleitarnos con el lago más grande de Nueva Zelanda. Cuando por fin llegamos a Turangui hicimos la obligada visita al info-site y al DOC y después buscamos un backpacker. Decidimos ir al más barato (cómo no). Allí coincidimos con un grupo de pescadores que estaban pasándolo en grande. Se estaba celebrando un concurso de pesca y en en el pueblo había en torno a 500 pescadores ávidos por coger alguna trucha.
Esa noche hablamos por teléfono con Stew. No vivía en Turangi sino en National Park Village, un pueblo a unos 50km... Vaya...
Al día siguiente por fin fuimos a su casa. Nos recibió muy afectuosamente en una pequeña casa donde vivía con su mujer. Stew es un hombre de pelo canoso, mayor pero con una forma física envidiable. Le vimos con la cara más redonda, más saludable que cuando le recogimos enMavora Lake. Nos comentó que iba a ser imposible subir a Tongariro en los próximos días; a pesar de hacer sol, el viento que azotaba las heladas cubres del volcán era demasiado fuerte como para arriesgarse.
Disfrutamos de uno de los mejores cafés que hayamos tomado jamás en New Zealand mientras nos mostraba cientos rutas marcadas en mapas topográficos. Sin duda lo suyo es amor por lo que hace. Contagiados por su entusiasmo quedamos con él en vernos en Octubre para hacer alguna ruta juntos.
Partimos esa misma tarde hacia Wanganui, uno de los pueblos más antiguos de Nueva Zelanda. Wanganui se encuentra en la desembocadura del río que le da nombre. En aquel lugar se llevó a cabo una de las guerras más intensas entre los maorís y los invasores británicos entorno a 1860, la guerra de los 10 años. Hay una película que cuenta parte de aquella historia, "River Queen". Se desarrolla y se grabó en el río Wanganui.
Nuestra nueva obsesión es el sushi... allá donde vamos "tenemos" que comer sushi. No podemos evitarlo, deben echarle glutamato para hacerlo adictivo... nos encanta, nos lanzamos a los escaparates, a las cajitas de sushi como buitres. Se nos saltan los ojos, salivamos hasta el extremo que resulta desagradable... en fin, horrible. Así, fuimos a un sitio desushi que acababa de abrir (hacía solo 2 semanas) en Wanganui y el dueño, que nos vió disfrutando tanto, cerró el chiringuito y nos regaló todo el sushi que tenía. Tanta gracia le hicimos y tan sorprendido se quedó que nos dio su tarjeta y nos dijo que si alguna vez necesitábamos cualquier cosa mientras estuviéramos en NZ que por favor le llamáramos... y por supuesto que le llamásemos cuando volviésemos a España para hacerle saber que habíamos llegado bien. Después de un par de inclinaciones de cabeza y reverencias varias nos despedimos de él y continuamos nuestro camino.
Cuando al día siguiente llegamos a Wellington no pudimos dejar de ir a un japonés a comer más sushi... Fuimos a uno de esos sitios en los que te sientas entorno a una enorme mesa con un rail por el que no deja de pasar la comida delante de tus ojos. Al principio marea un poco, puesto que va más rápido de lo que parece y cuando dejas de mirar te tambaleas unpoquillo antes de darte cuenta de que el restaurante sigue estando quieto.... El precio de la comida varía según el color del plato que coges. Total, que cuando terminas de comer cuentan lospaltos que tienes, pagas, te hacen una reverencia y te vas...
Mientras esuvimos en Wellington asistimos al "International Film Festival", un par de días, dos pelis cada vez. El balance no fue malo: una peli buenísima (The Horseman), una buena (The Chaser), una mala (Dead Snow) y una muy curiosa (Embodyment of Evil). El festival se celebraba en aquel pequeño cine donde hubo el festival de cine gay y lesbico. Un cine con mucho encanto, con el nombre de las películas escrito en pizarra a la entrada de la sala. La gente se mete con su café, sucopita de vino o su helado de chocolate. Además tienen un enorme salón y una terraza que dan a la calle principal de la ciudad donde la gente pasa la tarde leyendo o hablando hasta que empieza la película.
Lo cierto es que más que un festival internacional de cine aquello parecía un festival de cine violento... avisamos que todas laspelis que fuimos a ver son extremadamente explícitas, historias duras y muy, muy violentas. Tarantino se queda bastante corto a su lado... Eso si, si tuviésemos que recomendar una sería probáblemente la más violenta: "The Horseman". Una película australiana, sorprendentemente buena.
Fotos: Contando Ovejas 1,2,3, Tongariro, Adrift, Stew, International Film Festival.

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