Los días pasan tranquilos y placenteros mientras esperamos en CHCH a que vengan Manuel y Julieta. Después de actualizar el blog, subir fotos y demás, sólo nos queda preparasr las próximas incursiones al monte neozelandés. El plan es el siguiente: Recoger a Manuel y a Juli, hacer las compras necesarias y bajarnos a las fiordlands a hacer el Milford Track, después el Routeburn y el Caples-Greenstone. 3 tracks para tocar el cielo por última vez e irnos de vuelta a España con un buen sabor de boca.
El otro día nos acercamos al Art Centre a ver cómo tocaba Nichole, una amiga y compañera de trabajo de Laura. Ella toca el violonchelo y su hermano el piano en un grupo de tango. Teníamos hambre, así que antes de entras nos acercamos a un puesto ambulante de kebabs donde nos pusimos a hablar con la abuela libanesa que lo atendía. Una señora encantadora que llevaba más de 30 años viviendo en NZ.
Nos sorprendió lo bien que tocaban, sonaban estupendamente, y también la cantidad de gente que estaba bailando en aquel sótano bajo la antigua universidad de CHCH. En el descanso Nichole, afectuosa y sonriente como siempre, se acercó a hablar con nosotros. Con ella venía, siguiéndola, un personaje un tanto extraño... Lo cierto es que cuando llegamos al Art Centre le vimos salir de aquel sótano y comentamos lo raro que nos había parecido. Cuando tuvo la oportunidad, Nichole nos contó su peculiar historia. Era una extraña mezcla entre Fétido Adams y Joselito. Vestido con una camiseta de tirantes, un bañador, calcetines hasta las rodillas y zapatos... Por lo visto tiene prohibida la entrada a las bibliotecas por su extraña conducta.
Entre tanto Tracy ha conseguido un día libre y nos hemos ido de pescar con él a Bowyers Stream cerca de Ashburton. Ésta vez ha habido más suerte y conseguimos atrapar dos truchas marrones preciosas. La primera de un buen tamaño pero pequeña para lo grandes que suelen ser aquí. La segunda era bien grande y pesada. Lo cierto es que todo fue mérito de Tracy, aunque nosotros le apoyamos con las redes para sacarlas del agua. Estuvimos todo el día intentando perfeccionar nuestra "técnica", pescando con cucharilla y con mosca, pero no tuvimos demasiada suerte. Nos amagaron un par de truchas grandotas pero no conseguimos sacarlas del río... la próxima vez será.
El día 15 por la noche llegaron Manuel y Juli y fuimos a buscarles al aeropuerto. Los siguientes dos días han sido frenéticos. Los pasamos acompañándoles por todo CHCH para que hicieran todas las compras necesarias para salir a la montaña: botas, chubasqueros, mochilas, etc. Hemos conseguido convencer a Carlos y a Chiqui para que se bajen a la Isla Sur a hacerse el Milford Track con nosotros. Por otra parte hemos liado a Laura y a Tracy y a Paul y a Kerry (unos amigos suyos) para que, a continuación, se vengan a hacer el Routeburn. Va a ser fantástico, seguro que les encanta.
En otro orden de cosas, por fin llegó la triste hora de despedirnos del Yakuza... Lo echaremos de menos, no podremos llevarlo de vuelta a España aunque ganas no nos faltan.
Por fin, después de todas las bienvenidas, compras, trámites, reservas y una demora de un día, el Domingo por la mañana emprendimos el camino a Te Anau. Un largo camino que duraría todo el día... Volvimos a recorrer la highway 8, una de nuestras carreteras favoritas. Pasamos por Tekapo y Pukaki, Twizel y Cromwel, Frankton y Mossburn, y... 10 horas más tarde llegamos a nuestro destino. Lake Te Anau, el segundo lago más profundo de Nueva Zelanda, nos aguardaba al final del camino.
Nos juntamos con Carlos y Chiqui, cocinamos una buena cena, cenamos y nos fuimos a dormir sabiendo que a las siete y media de la mañana del día siguiente nos vendrían a buscar a los seis para llevarnos a al comienzo del track.
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