El Amanecer del Mundo

14 y 15 de Junio

Decididos a recorrernos la costa Este de la Isla Norte salimos la mañana del día 14. La costa Este y Noreste de la Isla Norte están muy poco habitadas. Hay pocas poblaciones, y las que hay son francamente pequeñas a excepción de Napier y Gisborne. En esta zona es donde se dice que es má probable encontrarte con Maories a caballo en medio de ninguna parte. Ciertamente aquí encontramos más maories, pero ninguno a caballo... todos van en pick-up o en todoterreno. También encuentras más comunidades tribales en sus "pa" (antiguas fortificaciones que ahora son simples comunidades).

Hicimos una parada en Gisborne y aprovechamos para hacer la compra. El día era bueno y las carreteras cada vez más complicadas, hasta que en un tramo del camino que transcurría por el interior una espesa niebla nos hizo reducir la marcha. Cuando alcanzamos la costa el día volvió a aclararse. Pasamos por preciosas bahías y pequeñas aldeas donde los niños jugaban descalzos (esto es muy normal, todos van descalzos... ¡hasta para ir al supermercado!). Nuestro destino era Tikitiki.

Al norte de Tikitiki hay una estrecha carretera, que luego se convierte en un carril y más tarde en una carretera de gravilla sembrada de cacas de vaca. No estabamos seguros de las indicaciones con lo cual paramos a preguntar a una rumiante pero nos miró, abrió los ojos de par en par (parecía asustada) y siguió masticando hierba como si nada. En vista de la negativa de los locales a ayudarnos a encontrar nuestro destino decidimos continuar por aquella carretera de tierra hasta que vimos el cartel que anunciaba nuestro inminente alto en el camino.

Se trataba de una serie de pequenas casetas de madera situadas en frente de una caseta central más grande. Allí nos recibió Tim, un maorí más ancho que alto. A pesar de si imponente figura hablaba con una voz tan dulce que te daban ganas de reir o llorar. Nos dijo que tenímos mucha suerte de haber llegado antes de que se fuera puesto que en 10 minutos se iba a ir a Gisborne y no volvería hasta unos días más tarde. Nos contó que aquello era una antigua granja que había comprado a un amigo y que estaba rehabilitando como backpacker. En una de las casetas más pequeñas dormiríamos nosotros y en la más grande teníamos cocina y salón. Se despidió y nos dejó solos a cargo de todo aquello. Si parecía que no había ni un alma en los alrededores, esto nos lo confirmaba más todavía: Tim se iba a Gisborne...

Hicimos la cena. En Gisborne compramos un par de filetes de pescado en la pescadería y nos regalaron otros tantos... hicimos unas verduras al horno y... no pudimos con todo aquello aunque hicimos un gran esfuerzo. Antes de acostarnos hicimos la rutina habitual: Leer, flexiones, abdominales, abdominales, flexiones, leer y... dormir.

Las 6 de la mañana, una hora mágica para despertarse el día 15 de Junio. El día que recordaremos como aquel en el que fuimos las primeras personas del mundo en dar la bienvenida al Sol, los primeros en ver el amanecer. Nos tuvimos que despertar pronto, cuando aún era de noche, puesto que si queríamos hacer realidad aquello tendríamos que caminar un poco hasta llegar a un puente, cruzarlo y tomar un camino entre la maleza que nos llevaría a la cumbre de una colina. No hay nada como empezar el día caminando. Por el camino nos siguió un perro viejo al que bautizamos con el nombre de Gordon, perro viejo pero sabio. Él fue el primero en llegar a la cima, y allí nos esperó contemplando el horizonte y dándose la vuelta de vez en cuando para asegurarse de que no nos perdíamos entre los arbustos.

Al llegar arriba del todo la sorpresa fue GIGANTE. Ante nosotros se encontraba el Océano que separa Nueva Zelanda del continente sudamericamo. Nos quedamos allí esperando a que saliera el sol mientras contemplábamos la playa bajo nuestros piés y los caballos salvajes que deambulaban a pocos metros de nosotros.

Fotos: Mapa del East Cape (Isla Norte), Gordon, Amanecer 1 a 4

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