Dientes de Ballena

Del 8 al 12 de Octubre.

La lluvia tempranera hace las veces de despertador improvisado y en nada nos ponemos en pie. Amanece en Hokitika.

Aunque el día invita a sentarse junto al fuego a leer y disfrutar de una bebida caliente, nosotros nos ponemos en camino sin pensarlo dos veces. Hokitika esconde un sin fin de lugares que explorar, Hokitika esconde secretos.

Las nubes vuelan bajas cubriendo los picos de las montañas con un manto de niebla húmeda. A lo lejos se escucha un rugido de dinosaurio, creo que es mi imaginación.

Tierra adentro a unos 40Km de la costa llegamos al Hokitika Gorge. Con las lluvias el camino de tierra se ha venido abajo y no hay manera de cruzar al otro lado así que buscamos una ruta alternativa. Veinte minutos más tarde damos media vuelta, no hay manera.

Continuamos por carreteras secundarias dirección sur y cruzamos una infinidad de lagos, Ian the Matahi, Rotokino, Wahapo, Mapourika...

La primavera ha llegado y las praderas están cargadas de pequeñas bolas de lana que comienzan a dar sus primeros pasos. Desde el otro lado del cristal las veo pasar y la lluvia me hace pensar en que llevamos más tiempo en Nueva Zelanda que la suma de todas ellas juntas...

Llegamos a Whataroa, un pueblo que consta de una calle principal, una gasolinera, una tienda de alimentación y la Kotuku Gallery, una tienda-museo de arte maorí. Desde el mostrador nos saluda Mat y nos invita a entrar. Mat es un ex-paracaidista de las fuerzas especiales inglesas. Nos hace un pequeño tour y nos da a conocer algunas de las curiosidades que se esconden entre las cuatro paredes de esta tienda-casa-museo: Un diente de Megalodón del tamaño de un croissant de jamón y queso, huesos de Mamut finamente tallados, fósiles de árboles milenarios, piedras de Pounamu del tamaño de una sandía, vitrinas repletas de collares de jade decorados con motivos maorís, esculturas de madera y paua...

En una esquina de la tienda, camuflado entre radiales, punzones y piedras de jade se encuentra Lou Kereama Amstrong. Por lo visto es uno de los maestros tallistas más importantes de todo Nueva Zelanda, los jefes de las tribus le compran sus obras y hasta el propio Primer Ministro le hace encargos. Y me pregunto ¿Qué hará perdido en este pueblecito de la costa oeste?

Kereama lleva más de 40 años tallando, tiene 69 y todos los días a las siete de la mañana levanta 100kg de pecho antes de desayunar, luego se pone a trabajar y no para hasta las seis de la tarde. Es de descendencia maorí, pero la mezcla interracial se diluye en el tiempo (aunque él no haga más que jactarse de sus orígenes), me recuerda un poco a Tony Leblanc pero de hueso ancho. Mat todavía no le ha ganado ningún pulso y eso que es un ex S.A.S, ¡Menudo animal!

En una caja de madera y terciopelo rojo se encuentra su obra maestra, la cual nos muestra inflando el pecho cual palomo. Es el hueso de mandíbula de cachalote más antiguo jamás encontrado sin fosilizar, tiene 4500 años (así lo confirma el certificado del carbono 14 que cuelga de la pared) y fue encontrado en la islas de Chatham, al Este de Nueva Zelanda. Kereama fue elegido de entre muchos para tener el privilegio de tallar el enorme hueso blanco. Tardo más de dos años y medio en estudiar la pieza antes de ponerse a trabajar sobre la taba. Acabo dividiendo el hueso en dos bastones de mando y dos hachas con filo de Pounamu. Una de las piezas la guarda el Museo Nacional, la otra guarda en su pequeña tienda de Whataroa y está a la venta, por el módico precio de 800.000 dólares, ¿Alguien se anima?

Entre risas le digo que si me hace una rebajita me lo pienso, Carlos ríe con complicidad, Kereama abre los ojos hasta que le desaparecen los párpados y nos recuerda que algunos maoríes todavía comen carne humana. Cambiamos de tema, ¡Qué bonitos estos collares!, ¡¿No?¡

Al final acabamos comprándole dos collares de Pounamu (con rebajita incluida). ¡¿Qué mejor recuerdo de este singular personaje que una piedra tallada por su propia mano?!

Continuamos nuestro viaje rumbo sur-oeste y llegamos a la playa de Okarito. En 1860 tenía una población de 4000 personas y en menos de 18 meses más de tres quintas partes desaparecieron en la nada convirtiéndose en un pueblo fantasma. La falla de Pacífico pasa justo por la laguna de Okarito transformándola en la laguna más grande de la costa este y varadero de Ballenas Wright.

Al día siguiente hicimos una nueva visita a Fox y Paco Pepe (Franz Joseph), los glaciares. No dejan de impresionarte, es como verlos por primera vez.

Envueltos en una tormenta de arena llegamos a la playa de Ship Creek y recogimos piedras de Pounamu directamente de la playa (una cada uno, no más), donde a mediados del XIX llegaron los restos de un barco que había naufragado en las costas australianas, de ahí su nombre.

Tras un día de repentinos cambios metereológicos a la carta, llegamos a Wanaka cruzando el lago Hawea envueltos en rayos de luz. Descansamos dos noches y nos pusimos hasta arriba de cookies en los intervalos del Cinema Paradiso. Recomendaciones cinematográficas de la semana son la última película de Ang Lee, Taking Woodstock, sobre los cambios producidos en un pequeño motel de pueblo con la llegada del legendario festival. La otra es una de las obras maestras nacionales, Whale Raider, una fábula contada a través de los ojos de una niña que cuenta el origen de su pequeña comunidad.

Fotos: Kahikatea, Hokitika,Playa de Okarito, Museo de Keremea Amstrong, Laguna de Okarito, Playa de Okarito 2, Glaciares 1-8, Aoraki 1-3, Erizo de Wanaka, Playa de Jade.


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