Encuentros en el Agua (ojos que te miran)

Del 1 al 3 de Noviembre

Los nervios suelen desembocar reacciones en cadena. Un ronquido a pulmón abierto de Carlos acciona un manotazo reflejo de Miguel que a su vez hace saltar a Manuel de la cama y encender la luz vociferando ¡Se me ha acabado la batería del despertador! Obteniendo como respuesta un grito de terror de Julieta al que Carlos responde con un ¡¿Qué hora es?!, ¡¿Qué hora es?! Que a su vez acciona un botón en la espalda de Miguel que le hace saltar como un resorte de la cama y levantarse en ángulo recto de la misma forma en la que Drácula surge de su ataúd, ¡¿Quéeeee?! ¡Yo he puesto dos alarmas!...Son las 03:00am y aunque el despertador no sonará hasta dentro de dos horas no hay quién duerma tranquilo, nos espera un gran día.

¿Crees que es mi talla? Es que me aprieta un poco y no me puedo ni tocar la punta de los pies... ¡Pues anda que Yo me parezco a los malos del Inspector Gadget!. (mientras tanto por el rabillo del ojo veo pasar a Julieta envuelta en un neopreno tamaño foca bebe y con cara de desorientada preocupación). No hay quien se acostumbre a este horario Amish, ¡Ni las vacas están despiertas!.

Café en mano, envueltos en goma negra y sentados ante una pantalla atendemos a un video explicativo sobre riesgos y maniobras de prevención. La imagen es de lo más pintoresca.

Un minibús nos lleva al puerto, nos subimos a un barco que todavía sigue en tierra y mientras nos vamos mentalizando para la aventura un sol púrpura se asoma en el horizonte marino. Los nervios a flor de piel, la excitación es máxima, en breves minutos estaremos en el agua.

Por cierto, por si no lo he dicho todavía, hoy nos vamos a nadar con delfines...

Sentados en la popa del barco esperamos como los perros de Pavlov al bocinazo de salida. Bajo nuestras aletas montañas marinas de 2600m que contrastan con un cañón de más de 3000m de profundidad, el desnivel es de dimensiones desproporcionadas. Las aguas están habitadas por de orcas, ballenas, tiburones, calamares gigantes y demás criaturas abisales. Nosotros vamos en busca de los Dusky Dolphins´s, famosos por sus piruetas, acrobacias y curiosidad extrema.

Suena la campana y nos lanzamos al agua. Apenas tocamos el agua y unas sombras se cruzan en nuestro camino y nos rodean haciendo círculos concéntricos. De la excitación nos ponemos a gritar por los tubos de respiración (por lo visto les atraen los sonidos), parecemos un grupo de locos chapoteando en mitad del océano.

¡Estamos rodeados por delfines! ¡Delfines!, ¡Delfines!

Nadamos en círculos y nos zambullimos cantando bajo el agua. Tenemos a los delfines a menos de un palmo siguiendo atentamente nuestros movimientos y buscando contacto visual, ¡Te miran a los ojos! Creo que jamás he sentido una emoción igual a ésta, jamás he experimentado una sensación tan humana reflejada en los ojos de otro animal. Nada se puede comparar a la mirada de un delfín.

La emoción es tan grande que te dan ganas de llorar y reír al mismo tiempo, cantar a grito pelao y guardar silencio perceptivo. Tragas agua pero sigues bebiendo, el mar está congelado pero no tienes frío, la visibilidad es casi nula pero no tienes miedo, ¡Estás nadando con delfines!

Suena a tópico pero hay cosas que no se pueden explicar con palabras.

Una hora más tarde y tras cuatro encuentros consecutivos con varios grupos de delfines (unos sesenta en total), nos encontramos ahora sí, temblando de frío mientras nos quitamos los trajes de neopreno pero con una energía que se nos sale del cuerpo.

Ya con un chocolate caliente en las manos y con una colonia de albatros rondando nuestras galletas de jengibre vamos a visitar una guardería de delfines. Son del tamaño de una pelota de rugby y las madres tienen que empujar a las crías a la superficie para que respiren, son tan pequeñas que todavía no saben ni nadar.

Volvemos a puerto con una sonrisa de oreja a oreja, son casi las 10:00am así que ducha y en busca del tercer desayuno hobbit. ¿Qué desayunamos chicos?, ¿Café?, ¿Cereales?,¿Fruta?... ¡Yo digo que desayunemos Koura!.

Se aprueba la moción y ponemos rumbo a Cays Crays, donde encuentras la langosta de roca más rica, fresca y barata de todo Nueva Zelanda. La mujer de la caravana nos reconoce nada más llegar, ¿Vosotros sois los españoles verdad? (Solo hemos estado tres veces en nueve meses pero debe ser que le causamos buena impresión). La mujer levanta la bandeja y elegimos desayuno. Nos comenta que es el mejor momento del año para comprar Koura porque el caparazón no está muy duro, pesa menos y por lo tanto el precio es menor. Nuestras Kouras no llegan al kilo pero son enormes, por lo visto han llegado a pescar unas de más 3´5kg y dicen que de un abrazo te rodean la espalda, pero que son tan majestuosas que las devuelven al agua.

Una vez terminado nuestro manjar ponemos rumbo a Kekerengu donde sirven la segunda mejor tarta de zanahoria de toda la Isla Sur (una vez probada la de Laura ya no hay rival...). La media hora en coche merece la pena, ¡Qué rica!.

Volvemos a Kaikoura visitamos la colonia de focas pero la marea está subiendo y una foca enorme se cruza en nuestro camino imposibilitándonos el paso, mejor dar media vuelta. Notificamos en el DOC que nos hemos encontrado una foca muerta entre las rocas (siempre agradecen que notifiquemos cualquier incidencia) y de paso preguntamos por una guardería de focas que sabemos de su existencia pero que desconocemos su emplazamiento.

Volvemos a la carretera de la costa y aparcamos el coche en una curva. Caminamos diez minutos río arriba y llegamos a una catarata. Un grupo de focas bebe nada despreocupadamente en un santuario de agua dulce. Se acercan a curiosear y jugamos con ellas como si fueran perritos, una de ellas le enseña como hace el pino a Julieta y se pone a demostrar sus habilidades circenses durante más de veinte minutos. ¡Menudo broche final para el día!

Exhaustos por el ajetreo emocional ponemos rumbo de vuelta casa mientras el sol se esconde entre las montañas cediendo su lugar a una luna llena que se anuncia reluciente como un tubo de neón. Esa misma noche nos fuimos todos a la cama con una emoción que nos hacía cómplices de un encuentro alienígena, de un recuerdo inolvidable, de una emoción compartida. Esa misma noche nos fuimos todos a la cama bajo la atenta mirada del delfín.

Fotos: Encuentros 1-24, Focas 1-4, Cays Crays, Garza, Julieta haciendo amigos, Garza2, Kaikoura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario